Una ronda de mate o mesa de café virtual (depende de qué lado de la general paz naciste) donde las madres –presentes, recurrentes y futuras- podemos encontrarnos, refugiarnos, pelearnos, escaparnos, desentendernos, sentirnos reflejadas y sobretodo decir lo que nos pasa.
martes, 31 de diciembre de 2013
sábado, 2 de noviembre de 2013
La amistad y los años
Hoy
casi 4 años después, es él el que camina -y corre- por esos
pasillos. A él lo saluda mucha más gente que a mi. Y la verdad es
que no puedo dejar de emocionarme. Cada vez que lo voy a buscar o en
la actividades que nos invita a participar del cole (clases abiertas,
festejo de cumples, día de la familia, etc.) siempre termino
pensando en ¿cómo habré sido yo a esa edad? Y casi no me reconozco
estando hoy del otro lado.
Hace
como 33 años era yo la que entraba al jardín de la mano de mi mamá,
la saludaba con un beso y entraba a jugar. Yo conocía esa parte...
la de quedarse y jugar con bloques, muñecas, jueguitos de té, tomar
la merienda, compartir cuentos y juegos con amigas. Y ya en ese
entonces me acompañaban hermanas de la vida a las que hoy sigo
viendo.
Después entre la primaria y secundaria el
grupo se fue nutriendo de gente maravillosa que lo hizo crecer tanto
y al mismo rito que lo hicimos nosotras. Cada año nos sorprendió
con nuevas anécdotas: los recreos, las rateadas, los retiros en la
quinta de las monjas, las excursiones, las fiestas de 15, las de
amigos de una amiga, las noches de boliche, otras tantas de
confesiones, la caravana de Bariloche, las borracheras tremendas de
la vuelta, los días, tardes y noches de aguantes, los viajes de 3 hs en que
nos devoramos la comida de tres días, los de fríos ojetudos y termas
(yo posta ahí creí que quemábamos etapas, pero las banqué igual).
Nos unen kilómetros de campo, de barro, de piletas, metidas adentro
de panzas, felicidades inmensas, litros de mates, algunas pavas sin
prender el fuego, y todos con bizcochos de la panadería de siempre
esponsoreados por Iva (Con lo que le morfamos en 30 años creo que le
debemos Publicidad gratis de por vida!). Durante estos casi 13 mil
días compartidos, vivimos idas y venidas de novios, de vacaciones de
amigas, de playas, de más boliches, de pérdidas de micros, de
olvidos de carpas, de bailes en la arena de río, con más mates y
algún juguito porque hacía calor. Más tarde llegaron las
despedidas de soltera, la lluvia de arroces de casamiento, y
volvieron las noches de bailar hasta el amanecer y terminar roto al
día siguiente vaya uno a saber dónde!
Fiestas que tarde o temprano traerían nuevas panzas, pero de las únicas que nos gusta tener. (Y solo hasta los 6 o 7 meses, después son muy molestas!) Al tiempo, vendrían los bebés, las estrías, los llantos (propios y de hijos) que por suerte se alternaban con complicidades y carcajadas hasta las lágrimas de felicidad... Y lo mejor: siempre, siempre, pero siempre, ellas estuvieron, están y estarán ahí para lo que cada una necesite.
Fiestas que tarde o temprano traerían nuevas panzas, pero de las únicas que nos gusta tener. (Y solo hasta los 6 o 7 meses, después son muy molestas!) Al tiempo, vendrían los bebés, las estrías, los llantos (propios y de hijos) que por suerte se alternaban con complicidades y carcajadas hasta las lágrimas de felicidad... Y lo mejor: siempre, siempre, pero siempre, ellas estuvieron, están y estarán ahí para lo que cada una necesite.
Entre
lágrimas veo estas fotos y es imposible no asociar todo lo vivido a
los juegos, abrazos, destrezas y canciones que Joaco comparte con
Justo, Manuel, Tomy, Martín, Gastón. Y deseo con todas mis fuerzas
que ellos sean como ellas. Que ese grupo de pequeños hombrecitos
bonsai, el día de mañana le den tanta felicidad, amor y contención como el que las Viejas Locas me dan a mi. Que lo llenen de momentos
inolvidables, que se ayuden a crecer mutuamente, que lloren, que
rían, que se dejen sorprender, y que aunque en algún momento elijan
destinos diferentes, no dejen de verse.
Algunas
veces es maravilloso cuando coincidimos madres e hijos en la salida
del colegio, y nos vamos caminando en patota hacia la avenida y los
chicos van de mano, charlando convidándose chocolate, muñecos o
risas. Y cuando cada uno va hacia un lado distinto, se saludan Hasta
mañana con esa voz única de código de amigos. Y es que se nota
tanto ese amor sincero que se tienen. Se lo ve clarito en esos ojos,
esas manos inquietas en alto, esas mejillas rojas de carcajadas
abiertas, esas miradas cómplices.
Y
cuando nos quedamos solitos, lo primero que le pregunto es ¿Qué
hiciste con los amigos hoy? Y el Joaco (ya todo un grande) me
responde. Mamá vamos a sentarnos a charlar y comer un alfajorcito en
la plaza. Y así, inventamos este ritual en el que me cuenta que
corrieron carreras con Justo y Manuel, o pintaron con sus deditos, o
jugaron autitos que trajo Tomy o te muestra emocionado que se trajo
el libro de Martín para leer a la noche, y cuando nos levantamos se
banco de plaza, a minutos de haberse despedido de sus amigos,
mientras caminamos hacia el colectivo, me dice: Ma, y si vamos a la
casa de Manu?
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miércoles, 30 de octubre de 2013
Ni
No
me cierra la camisa,
No
me cierra ningún pantalón que no sea elastizado
No
me cierran los números (Menos que antes)
No
nos cierra el baúl del auto
No
se cierra la puerta del mi cuarto
No
me cierran las cajas que guardan juguetes
No
me cierra dormir entre 4 y 5 horas
No
me cierra tener vida solo después de las 23.00
No
me cierran los ojos con ojeras
No
me cierra no poder enfermarme -avisenles la esclavitud se abolió
hace 200 años-
No
me cierran los bolsos de pañales, toallitas y ropita por las dudas
No
me cierra tener que repetir mil veces las cosas para que me haga caso
No
me cierra retarlo y que se ría descaradamente
Porque
además siempre...
Me
cierra el super o está lleno de jubilados y cajeras superlentas
Me
cierra el cole, va lleno el subte y no llego a buscarlo
Se
me cierran los ojos cuando quiero leer
Se
me cierra la mente cuando hace berrinches y llora el más chiquito
Se
me cierra el estómago si les pasa algo
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martes, 22 de octubre de 2013
¿Feliz? Día mamá
Desde que soy madre el festejo del día que nos homenajea es una antesala de las fiestas de fin de año. “Si la paste el año pasado con tal, este te toca con cual” y aunque más de una vez no recuerden si tomaron la pastillita de la presión o dónde dejaron los anteojos, de eso no se olvidan. Previendo situaciones embarazosas (nunca más pertinente el adjetivo ja!) me encantó la idea de mi marido -en representación de mis hijos- de irnos el finde a una Estancia hermosa, disfrutando de mucho verde, aire puro y deleitándome con empanadas, tortas y pastelitos que devoré como una cerda. Obvio que antes de irme fui a saludar a mi madre que lógicamente me ladró y me pasó factura de que hace tres años que no la pasamos con ella. Lo que obvio decir es que no fue así porque ella se fue de viaje. Detalles aparte partimos con mucha ilusión de recargar pilas y descansar sobre todas las cosas.
Fiel al estereotipo de niño ladilla de 3 años o más hijomayor fue in-su-fri-ble los casi 2 días. Pareciera que hubiera sabido que una iba a descansar para hacer todo lo contrario. Arrancó ya en el viaje enojándose porque no llegó a ver un avión que pasó sobre la ruta. Siguió con el típico falta mucho para llegar? Y eso que uno cree que al llegar se termina, no señoras… se potencia. Al bajarse del auto dice tener sueño. Al “dormí” que le propino me responde “No quiero dormir. Quiero comer”. Vamos a comer. Naaaa, yo quiero jugar… Mbue toda madre con un hijo de más o menos su edad puede completar este diálogo sin sentido como más le guste, o en realidad disguste. Cuestión que contra su voluntad fuimos a almorzar. Obvio ahí el santo de 5 meses arranca con llanto que hace saltar los techos porque tiene hambre. Tengo una teoría al respecto. El tipo oye ruido de cuchillo o tenedor y le da hambre. Sino no entiendo porque SIEMPRE que voy a comer él tiene hambre? Es como un “culo veo culo quiero”!!!
Pasada esa locura, hijomayor arranca con “Quiero ir al baño” el último grito de la moda para molestar padres y conseguir el 100% de su atención. Y como te da más vergüenza que se mee en un restaurant que te rompa 5 veces, cada 5 o 10 minutos con esa pregunta, vas. Ya harta más que harta pero vas. Llanto, pataleo para sacarlo y llevarlo al baño. Discusiones bizantinas entre querés postre, qué postre… etc. Otra vez alude sueño, entonces te ilusionás con que vas a ser feliz una horita y él se va a levantar mejor. Pero mientras lo llevás a la habitación, ve los caballos. FUISTE! Ahí arranca la cantinela. ¿Te acordás de Bart y Lisa Simpson de “¿Nos llevás a Monte Splash?” Mbue igual pero con caballitos. Rezándole internamente a la virgen de la paciencia (si es que existe) pedí el sulky para los dos. Ahí otra vez la histeria ovárica femenina. “Quiero ir. No voy. Quiero ir. No voy.” Creo que si fuera nena tendría algo de lógica… pero de varón no se la encuentro. A la rastra lo subí y me lo llevé. De camino charló hasta por los codos. Que porque nosotros vamos en “caballo con ruedas y los demás en caballos solos”, “dale mamá apurate que nos ganan”, “mirá mama, caca de caballo!”, y millones de frases a las que respondés “Ahhh, sí ¿viste?”
La tarde fue más o menos igual. Y su padre le decía, es el finde mamá vamos a portarnos bien bla bla. Y no sé si fue ahí o un rato después que se me soltó la cadena y le tiré “¿Sabés cuándo voy a pasar un buen día de la madre? Cuando se vayan de casa!” Automáticamente se me cayeron mil fichas. Y me acordé de mi mamá. Acababa de decir una guarangada. O no, no se. Salió así en medio del enajenamiento. Hijomayor ni se dio cuenta. Pero yo me quedé pensando ¿Qué nos pasa? Ella (mi mamá) ansiando tenernos a los 3. Y yo queriendo dejar uno de camino. Y me quedé reflexionando sobre eso. Cuando son chicos no deciden: la pasan con vos sí o sí. Pero cuando se vuelven mayores y educados, civilizados y tienen poder de decisión. Es decir cuando ya sí podrías pasarla bien con ellos. Se van porque ya tienen otras madres para homenajear. Es muy loco no? Al final, como madres siempre nos van a faltar 5 para el peso. ¿Seremos demasiado hincha pelotas? ¿O nacimos para aguantar lo que venga? Al punto de bancarles todo. Igual que mi mamá que a
pesar de su enojo por no compartir su almuerzo conmigo sabe que la próxima semana, después de algunas caras largas y pasadas de factura, seguramente nos vamos a amigar y abrazar como si no hubiera pasado nada. Porque en el fondo toda mamá tiene memoria selectiva y guarda solo lo que nos hace bien a los dos.
Al final mi fin de semana del día de la madre me hizo acordar a este comercial.
¿Y el tuyo cómo fue?
Fiel al estereotipo de niño ladilla de 3 años o más hijomayor fue in-su-fri-ble los casi 2 días. Pareciera que hubiera sabido que una iba a descansar para hacer todo lo contrario. Arrancó ya en el viaje enojándose porque no llegó a ver un avión que pasó sobre la ruta. Siguió con el típico falta mucho para llegar? Y eso que uno cree que al llegar se termina, no señoras… se potencia. Al bajarse del auto dice tener sueño. Al “dormí” que le propino me responde “No quiero dormir. Quiero comer”. Vamos a comer. Naaaa, yo quiero jugar… Mbue toda madre con un hijo de más o menos su edad puede completar este diálogo sin sentido como más le guste, o en realidad disguste. Cuestión que contra su voluntad fuimos a almorzar. Obvio ahí el santo de 5 meses arranca con llanto que hace saltar los techos porque tiene hambre. Tengo una teoría al respecto. El tipo oye ruido de cuchillo o tenedor y le da hambre. Sino no entiendo porque SIEMPRE que voy a comer él tiene hambre? Es como un “culo veo culo quiero”!!!
Pasada esa locura, hijomayor arranca con “Quiero ir al baño” el último grito de la moda para molestar padres y conseguir el 100% de su atención. Y como te da más vergüenza que se mee en un restaurant que te rompa 5 veces, cada 5 o 10 minutos con esa pregunta, vas. Ya harta más que harta pero vas. Llanto, pataleo para sacarlo y llevarlo al baño. Discusiones bizantinas entre querés postre, qué postre… etc. Otra vez alude sueño, entonces te ilusionás con que vas a ser feliz una horita y él se va a levantar mejor. Pero mientras lo llevás a la habitación, ve los caballos. FUISTE! Ahí arranca la cantinela. ¿Te acordás de Bart y Lisa Simpson de “¿Nos llevás a Monte Splash?” Mbue igual pero con caballitos. Rezándole internamente a la virgen de la paciencia (si es que existe) pedí el sulky para los dos. Ahí otra vez la histeria ovárica femenina. “Quiero ir. No voy. Quiero ir. No voy.” Creo que si fuera nena tendría algo de lógica… pero de varón no se la encuentro. A la rastra lo subí y me lo llevé. De camino charló hasta por los codos. Que porque nosotros vamos en “caballo con ruedas y los demás en caballos solos”, “dale mamá apurate que nos ganan”, “mirá mama, caca de caballo!”, y millones de frases a las que respondés “Ahhh, sí ¿viste?”
La tarde fue más o menos igual. Y su padre le decía, es el finde mamá vamos a portarnos bien bla bla. Y no sé si fue ahí o un rato después que se me soltó la cadena y le tiré “¿Sabés cuándo voy a pasar un buen día de la madre? Cuando se vayan de casa!” Automáticamente se me cayeron mil fichas. Y me acordé de mi mamá. Acababa de decir una guarangada. O no, no se. Salió así en medio del enajenamiento. Hijomayor ni se dio cuenta. Pero yo me quedé pensando ¿Qué nos pasa? Ella (mi mamá) ansiando tenernos a los 3. Y yo queriendo dejar uno de camino. Y me quedé reflexionando sobre eso. Cuando son chicos no deciden: la pasan con vos sí o sí. Pero cuando se vuelven mayores y educados, civilizados y tienen poder de decisión. Es decir cuando ya sí podrías pasarla bien con ellos. Se van porque ya tienen otras madres para homenajear. Es muy loco no? Al final, como madres siempre nos van a faltar 5 para el peso. ¿Seremos demasiado hincha pelotas? ¿O nacimos para aguantar lo que venga? Al punto de bancarles todo. Igual que mi mamá que a
pesar de su enojo por no compartir su almuerzo conmigo sabe que la próxima semana, después de algunas caras largas y pasadas de factura, seguramente nos vamos a amigar y abrazar como si no hubiera pasado nada. Porque en el fondo toda mamá tiene memoria selectiva y guarda solo lo que nos hace bien a los dos.
Al final mi fin de semana del día de la madre me hizo acordar a este comercial.
¿Y el tuyo cómo fue?
viernes, 11 de octubre de 2013
¿Estudiás o trabajás?
Las dos cosas. Además soy mamá de dos "angelitos", esposa, chica que limpia y en mis ratos libres trato de ser amiga. ¡Ah! y si queda algo de tiempo: mujer por supuesto.
¿Te imaginás si al primer gil que te preguntó esto en el boliche le hubieras respondido con tremenda realidad a futuro? Hay cosas que merecerían poder volver el tiempo atrás. Todas tenemos un muerto en el placard al que tal vez hubiera estado bueno partirle la cabeza con una frase así. Pero volviendo a nuestros días... mi planteo iba a ¿Cómo hacemos?
Para las que no me conocen tanto les cuento que yo casi cambié la secundaria por mi primer laburo. Arranqué exactamente 6 meses después de recibirme del bachillerato. Con recién cumplidos 16 y un par de cuotas adeudadas en la facu porque tal como dijo mi madre "Si elegís ir a una privada te la pagás vos". Decí que el laburo era tranqui y me permitía estudiar. Porque al sueldo apenas lo olía. Pagaba la facu, compraba apuntes y chau. Creo que lo primero para mi que me compré fueron unas sandalias en verano, luego de aprobar todas las materias de primer año.
Cuestión que desde entonces siempre estudié y trabajé. 4, 6 u 8 horas (para la gilada) más de una vez fueron 10, 12 y hasta 28 o 30 horas seguidas. De hecho, si bien dejé de estudiar unos años, jamás de laburar. O apenas unos meses entre cambio de un laburo a otro. Una de las peores épocas que recuerdo era el laburo en agencia de publicidad de 10 a 19 y entrar a la facu 19.15 hasta las 22.30 de lunes a jueves. Y lo más loco... el viernes te quedaban ganas de salir. Hoy me doy cuenta que si bien están organizados de otro modo, toda mujer más o menos joven, profesional en activo y madre, hace lo mismo o más. Porque al laburo cada día más exigente, le sumás criaturas demandantes de tiempo, ayudas escolares, recursos, compras, regalos, llevadas e idas a buscar... ni hablar de la que cocina u ordena y lava. Mbue a todo eso sumale (porque tenés ganas o crees que es TU tiempo) un pos-título, posgrado, maestría o simple taller de lo que sea. Algo que tal vez te llena espiritualmente o te permite salir de la locura de la casa pero que tarde o temprano también te exige un esfuerzo extra. Levantarte antes para leer apuntes, o hacer investigaciones, redactar ensayos, o cualquier tipo de actividad que por más interesante que te resulte te consume el bien más preciado que está en peligro de extinción: TIEMPO.
Por eso me vuelvo a preguntar ¿Cómo hacemos? ¿Somos alienígenas? ¿Será porque somos las primeras en levantarnos y las últimas en dormir? Y encima, las que tenemos que saber dónde está cada cosa en casa, qué ropa hay que ponerle a nuestros hijos y por supuesto dónde están las medias de nuestros maridos. ¿Será porque no nos queremos perder una tampoco? Y como la que tenemos al lado en la oficina no tiene hijos ni marido ni nada y por eso se engancha en mil posgrados y vos no querés perder el tren ni que un día se convierta mágicamente en tu jefa. Entonces le sacás horas al sueño (que es quemar las naves: lo último que queda). Y tus ojeras y vos pasean apuntes entre la oficina, el cole, la consulta del pediatra, el baño...
Chicas, amigas, madres -Son casi las 2 de la mañana. Mirá la hora a la que escribo- claramente estoy en la misma. Si es por pasión y te gusta, la sonrisa de satisfacción tapa las ojeras mejor que el corrector. Ahora si es por obligación o para mostrarle a tal o cual que... Olvidate. No quemes tus naves. Seguí disfrutando el viaje y quedate con una maravillosa frase maravillosa que hoy a mi tío le decía a sus ex compareños de colegio a horas de su reencuentro: "No se olviden las canas, las arrugas, las panzas, los anteojos, las peladas... todas estas maravillas, nos hacen libres, sabios, glotones, intelectuales, trabajadores, inteligentes...NUNCA VIEJOS. Tanto costó conseguirlas que es hora de hacer un reconocimiento a estas virtudes de la vida."
¿Te imaginás si al primer gil que te preguntó esto en el boliche le hubieras respondido con tremenda realidad a futuro? Hay cosas que merecerían poder volver el tiempo atrás. Todas tenemos un muerto en el placard al que tal vez hubiera estado bueno partirle la cabeza con una frase así. Pero volviendo a nuestros días... mi planteo iba a ¿Cómo hacemos?
Para las que no me conocen tanto les cuento que yo casi cambié la secundaria por mi primer laburo. Arranqué exactamente 6 meses después de recibirme del bachillerato. Con recién cumplidos 16 y un par de cuotas adeudadas en la facu porque tal como dijo mi madre "Si elegís ir a una privada te la pagás vos". Decí que el laburo era tranqui y me permitía estudiar. Porque al sueldo apenas lo olía. Pagaba la facu, compraba apuntes y chau. Creo que lo primero para mi que me compré fueron unas sandalias en verano, luego de aprobar todas las materias de primer año.
Cuestión que desde entonces siempre estudié y trabajé. 4, 6 u 8 horas (para la gilada) más de una vez fueron 10, 12 y hasta 28 o 30 horas seguidas. De hecho, si bien dejé de estudiar unos años, jamás de laburar. O apenas unos meses entre cambio de un laburo a otro. Una de las peores épocas que recuerdo era el laburo en agencia de publicidad de 10 a 19 y entrar a la facu 19.15 hasta las 22.30 de lunes a jueves. Y lo más loco... el viernes te quedaban ganas de salir. Hoy me doy cuenta que si bien están organizados de otro modo, toda mujer más o menos joven, profesional en activo y madre, hace lo mismo o más. Porque al laburo cada día más exigente, le sumás criaturas demandantes de tiempo, ayudas escolares, recursos, compras, regalos, llevadas e idas a buscar... ni hablar de la que cocina u ordena y lava. Mbue a todo eso sumale (porque tenés ganas o crees que es TU tiempo) un pos-título, posgrado, maestría o simple taller de lo que sea. Algo que tal vez te llena espiritualmente o te permite salir de la locura de la casa pero que tarde o temprano también te exige un esfuerzo extra. Levantarte antes para leer apuntes, o hacer investigaciones, redactar ensayos, o cualquier tipo de actividad que por más interesante que te resulte te consume el bien más preciado que está en peligro de extinción: TIEMPO.
Por eso me vuelvo a preguntar ¿Cómo hacemos? ¿Somos alienígenas? ¿Será porque somos las primeras en levantarnos y las últimas en dormir? Y encima, las que tenemos que saber dónde está cada cosa en casa, qué ropa hay que ponerle a nuestros hijos y por supuesto dónde están las medias de nuestros maridos. ¿Será porque no nos queremos perder una tampoco? Y como la que tenemos al lado en la oficina no tiene hijos ni marido ni nada y por eso se engancha en mil posgrados y vos no querés perder el tren ni que un día se convierta mágicamente en tu jefa. Entonces le sacás horas al sueño (que es quemar las naves: lo último que queda). Y tus ojeras y vos pasean apuntes entre la oficina, el cole, la consulta del pediatra, el baño...
Chicas, amigas, madres -Son casi las 2 de la mañana. Mirá la hora a la que escribo- claramente estoy en la misma. Si es por pasión y te gusta, la sonrisa de satisfacción tapa las ojeras mejor que el corrector. Ahora si es por obligación o para mostrarle a tal o cual que... Olvidate. No quemes tus naves. Seguí disfrutando el viaje y quedate con una maravillosa frase maravillosa que hoy a mi tío le decía a sus ex compareños de colegio a horas de su reencuentro: "No se olviden las canas, las arrugas, las panzas, los anteojos, las peladas... todas estas maravillas, nos hacen libres, sabios, glotones, intelectuales, trabajadores, inteligentes...NUNCA VIEJOS. Tanto costó conseguirlas que es hora de hacer un reconocimiento a estas virtudes de la vida."
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jueves, 12 de septiembre de 2013
¡Feliiiz día!!
Aunque ya haya pasado su día, no quería dejar pasar la ocasión de saludar a esos seres maravillosos que dedican su vida a enseñar. En especial –y porque el blog nos convoca- a las maestras jardineras de J y F. A Lili, Coty, Flor, Meli, Rita, Belu, Ale, Miss Mariana y tantas auxiliares que no recuerdo sus nombres, así como a Claudia y Tute que además de directoras son maestras. Graaacias por hacer de mis pequeños hombres bonsái, hombres de bien en desarrollo. Ayer, justamente por tener que oficiar yo de “maestra” sustituta fui testigo de algo maravilloso que llenó tanto de orgullo, que rompí mis ropas cual “Increíble Hulk”.
Estábamos a la tarde en la plaza, jugando con la palita, rastrillo, autitos y demás chiches de arena. Paréntesis. Odio la arena. Si algún día soy Jefa de Ciudad de Buenos Aires prometo azulejar todas las plazas. Y si me vienen con que los chicos necesitan la arena para amortiguar los golpes y caídas. Les pongo a todas el piso ese de goma de las plazas blandas. Pero yo por algo no vivo en la costa. Detesto que el nene se me convierta en un arenero móvil y “contagie” su mugre a toda mi casa. Por eso, mejor volvamos a lo lindo que les iba a contar.
Estaba jugando lo más bien en la plaza cuando se le acercan dos nenes de a simple vista su misma edad. Yo les digo cordialmente que si pueden usar los chiches de Joaco. Toda madre sabe que prestar los juguetes en los areneros es casi regla de urbanidad. Así que ahí se me casi instalan los tres y en no poco más de 10 segundos estalla la guerra entre los dos nuevos por la palita de Joaco. Tironeos, llanto, empujones… etc. Como de ambas madres ni noticias. Les dije que jugaran los tres juntos, un ratito cada uno etc, etc. Como no los persuadí, llegaron madre 1 y madre 2. Madre uno dice cordialmente a hijo que la deje para jugar entre los 3. Madre 2 (tarada a pedal) arranca con grito: ¿De quién es la pala? Yo pienso para mis adentros. ¿Qué importa si sabés que de tu hijo no es? Y respondo casi sobradora. Es de mi hijo (mientras lo señalo) y se la presta. Ambos hijos siguen la pelea. Ahí interrumpe Joaco: “Chicos no se peleen. Es para compartir” (dixit). Madres 1 y 2 me miran con una mezcla de sorpresa, admiración y odio. Yo les digo que hace poco comparte. Que debe ser porque le insisten mucho en el cole. Luego, le insisto a sus retoños: Claro, es para compartir, hagamos algo entre los 3. Madre dos: Dale X, vamos a buscar tus chiches y juegan los 3 acá. Yo estoy allá con tu hermano. Otra vez pienso para mí: Dale, vos relajá (irónica). Yo no soy tu niñera! Sino pagame! Mientras madre 2 y X van por sus chiches, Madre 1 trata de convencer a su hijo de que no llore y juegue con otra cosa. Ahí salta otra vez Joaco a Niño 1: ¿Y? ¿Ya te calmaste? (yo ahí morí de risa para adentro) Madre uno me mira azorada y pregunta qué edad tiene Joaco. Respondo tres y ella dice, el mío también bajando la cabeza. Vuelve niño 2 trae un camión, Joaco se lo pide prestado y el muy maleducado no se lo presta (Vale aclarar que Madre 2 no hizo nada). Igual de maleducada). Joaco, haciendo puchero me dice: Estoy triste porque no me lo prestó. Y como buena madre rencorosa le digo “Ok, cuando venga por la pala no se la des.” Eso de la otra mejilla no va conmigo.
Definitivamente las seños de mi Joaco hicieron un excelente trabajo. Enseñar normas de cortesía nos hace más sociales. Esa es la famosa buena educación que propicia el roce social. Eso convierte a alguien en persona, en señor o señora más allá de títulos rimbombantes, universitarios o especialidades académicas. Será por eso que en cada frase que dice y cada palabra actitud que toma, veo el éxito de estas seños. Seños, que además de enseñarle a él a ser mejor persona, también me enseñan a mí, a tratar de ser cada día mejor mamá. Gracias por estar ahí siempre!!!
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martes, 27 de agosto de 2013
¿Sobreprotectoras?
A la hora
de dejar a nuestro hijo, las madres somos capaces de hacer cual-quier-cosa.
Googleamos jardines maternales cerca de casa o el trabajo. Preguntamos a amigos
y compañeros. Leemos foros de madres para ver si lo que dice la web del jardín
es verdad. Desconfiamos. Consultamos al pediatra. Llamamos a mamá (y porqué no
a tu suegra) para contarle y ver qué opinan. En una de esas les da lástima y te
ofrece cuidarlo ella. Recordás un par de desaciertos (como limpiarle la boca
con el trapo de la cocina u… ). Pensás que está grande y merece disfrutar su
tiempo como se le antoje. Además seguro le pone tele todo el día y al chico le
van a quedar los ojos cuadraditos.
Entonces evaluás la posibilidad de una
niñera, queriendo creer ilusamente que ella sí le va a hacer estimulación
temprana, en tu casa, calentito, sin tener que salir a la calle que un freezer
ni pescarse las mil y una pestes de los jardines. Pedís referencias.
Bah, antes que nada evaluás costos. ¿La dejarías sola con los chicos? Ahí te
agarró el miedito. Recordás historias truculentas de pelis, noticias varias y
malas experiencias ajenas y como cuando perdés en un juego, volvés al
principio.
Te decidís a hacer una investigación super exhaustiva, a lo Agatha Christie,
de los jardines maternales, pensando que lo mejor es que interactúe con otros
chicos. Navegando, preguntando o simplemente caminando por el barrio, te hacés
de 3 o 4 lugares para visitar. Coordinás con las directoras y vas. El primero
pinta bien. Pero cuando te muestran la sala donde va a estar parece más chica
que tu baño. Encima la directora te aclara que “para no molestar a los chicos”
el horario obligatorio es de 8 hs (sin excepción). Lo que significa que nunca
podés ir a sacarlo antes, ni darle de comer si estás cerca y podés salir a mediodía.
Sí, o sea no te dejan ver a Tu Hijo. Eso es comodidad para las maestras! No me
jodan Hijas de Hitler! Segundo jardín: la sala es grande, el horario es
flexible pero la seguridad menos 10! Un bebé no salió a la calle porque vos
(absoluta desconocida de la casa) le cerraste la puerta. Descartado. 3er jardín
(apuuren que se me acaba la lincenciaa!) todo mooy lindo, salvo que la luz les
llega por carta. Si lo dejo ahí se me deprime.
Después de encontrar la sala
perfecta, con el horario libre, maestras divinas y niños felices… Un día tenés
médico y lo terminás dejando una horita solo con la señora recepcionista (que
por la edad, podría ser tu madre), de la cual la única referencia que tenés,
son los 5 pisos por ascensor que compartieron, donde ni siquiera te habló del
tiempo. ¿Seguridad de que salga corriendo con el carrito? Ninguna. Ok, me cuida
gratis, pensás. Y no le pone tele porque no tiene. Lo más curioso es que se lo
dejás relajadísima. Te hacés el estudio y antes de irte (comprobando que el
bebe está enterito y sin un rasguño) se lo super agradecés. Entonces… ¿En cuál
situación nos equivocamos?
martes, 20 de agosto de 2013
Madres obras de arte
Después de haber escrito muchas cosas sueltas en el dorso de las boletas a pagar, en los márgenes del cuaderno y/o detrás del ticket del super, hoy me dije basta de postergar post esperando que tus hijos te dejen escribirlos redondos, perfectitos y prolijos. Mejor, dejate llevar por las teclas, y que la cosa fluya. Improvisemos. Y acá estoy. Hoy me levanté pensando es que quería contarles a estas mamás blogueras (presentes y futuras) una idea de una amiga española que me encantó y por eso me sumé.
¿Porque se los cuento? Además de para que ustedes también se sumen, porque ella desde el no ser mamá se quiere poner en los zapatos y las cabezas de estas super mamás modernas que trabajan y crían hijos, que quieren ser excelentes profesionales y mamás presentes (entre otras muchas cosas).
Su proyecto se llama Super Wonam Shiva y es un homenaje a cada una de esas mamás que (tal como lo escribe Karol en su web) es mujer, madre, esposa, profesional, ama de casa y no por eso deja de ser diosa. Y lo mejor. Super Woman Shiva existe gracias, obviamente a las ideas de Karol como artista, pero sobretodo a los rostros y palabras de las madres reales que se han puesto en contacto con ella para ser parte de estas obras de arte.
En sus obras podrán ver tablas de planchar, guantes de goma, muñecas, perchas, changuitos de compra y tantos objetos ligados al estereotipo de las mujeres de los años 50 y 60. Que contrastan con llaves, mouse, revistas femeninas, espejito retrovisor, luces, es decir cada una de las santas madres, mujeres, amantes y amigas que se desviven para cumplir con todos los roles sin no morir en el intento.
Si te gustó la idea de ser parte de una obra de arte, date una vuelta por la web de SWS y mirá hasta donde podés llegar de la mano de Karol
¿Porque se los cuento? Además de para que ustedes también se sumen, porque ella desde el no ser mamá se quiere poner en los zapatos y las cabezas de estas super mamás modernas que trabajan y crían hijos, que quieren ser excelentes profesionales y mamás presentes (entre otras muchas cosas).
Su proyecto se llama Super Wonam Shiva y es un homenaje a cada una de esas mamás que (tal como lo escribe Karol en su web) es mujer, madre, esposa, profesional, ama de casa y no por eso deja de ser diosa. Y lo mejor. Super Woman Shiva existe gracias, obviamente a las ideas de Karol como artista, pero sobretodo a los rostros y palabras de las madres reales que se han puesto en contacto con ella para ser parte de estas obras de arte.
En sus obras podrán ver tablas de planchar, guantes de goma, muñecas, perchas, changuitos de compra y tantos objetos ligados al estereotipo de las mujeres de los años 50 y 60. Que contrastan con llaves, mouse, revistas femeninas, espejito retrovisor, luces, es decir cada una de las santas madres, mujeres, amantes y amigas que se desviven para cumplir con todos los roles sin no morir en el intento.
Si te gustó la idea de ser parte de una obra de arte, date una vuelta por la web de SWS y mirá hasta donde podés llegar de la mano de Karol
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viernes, 26 de julio de 2013
¿Qué apostamos?
Yo
no se para las lectoras, pero para mi las vacaciones de invierno de
chica eran un suspiro. Y ahora de madre parecen los tres meses de
verano. Por eso como toodo el mundo llevo a hijomayor al teatro. Y
hoy mientras lo llevaba descubrí que toda salida con él es una gran
apuesta. Primero que nada apostás a que el show, historia o musical
le guste. Porque viste que a las 12 les gusta el dibujito que están
mirando y 10 minutos después les gusta otro porque pasaron la
publicidad en el corte. Después apostás a sacar una entrada desde
la cual el niñ@ vea algo y no se zarpe de cara. Luego, apostás a
tomar un bondi semivacío o donde por lo menos él pueda viajar
sentado. Apostás a que no se duerma o si lo hace que se despierte 2
cuadritas antes para no tener que caminar esas 3 o 4 cuadritas con 16
kilitos al hombro. Si la criaturita está despierta al bajar, apostás
a que en el camino no haya taanto merchandising como para perder el
sueldo en una salida. Llegás. Entrás. Te ubicás en los asientos y
mientras apostás a que no haya otro niño inadaptado social cerca
del tuyo para que la función no se convierta en un campo de batalla.
Ambos se sientan y ahí apostás que el show lo atrape lo suficiente
como para que no se quiera levantar a los 5 min de haber llegado,
pidiéndote una chocolatada con galletitas. Finalmente apostás a que
la función no sea tan larga como para que se te acabe la batería
del celular y te aburras como una ostra mirando a muñecotes moverse
al son de canciones tan malas como pegadizas. Canciones que apostás
no se acuerde como para ir cantándolas tooodo el viaje de vuelta
donde volvés a apostar lo mismo. Gracias a Dios hay algo que no
apostás porque ya ganaste: SE TERMINARON LAS VACACIONES!!!! ;-)
jueves, 25 de julio de 2013
Los Hermanos Macana
Por fin puedo tratar de ponerme al día
con mis amigas bloggeras que me reclaman por acá. La verdad es que
fue toda una felicidad ver sus comments pidiendo post! Gracias! ¿Cómo
va la vida de mamá stereo se preguntarán? Trataré de contar. La
verdad es que me doy cuenta que necesito este espacio, esta hoja en
blanco, estas palabras que suenan al son de las palabras que dicta lo
que queda de mi conciencia después una seguidilla de días
interminables entre llantos, mamaderas, pañales, celos, ropa sucia,
tirones de pelo, mal sueño, “Maamaaa” y más ropa sucia.
Antes que nada quiero matar
virtualmente a la hdp que alguna vez me dijo “No hay casi
diferencia entre tener uno que tener dos”. A vos turrita, date una
vuelta por casa si te animás. Que tengo un pibito que podés sacar
a pasear. Segundo quiero reiterar el consejo “No tengas al
hermanito a los dos años del mayor”. Antes de parir te di algunos porqués. Después de tenerlo se multiplican las razones:
1. Tener
dos hijos con pañales es antieconómico.
2. Hijomayor es grande y tiene que
entrar al jardín el año que viene sin pañales. Excelente razón
para sacarselos. Pero hacerlo en este momento es doble esfuerzo.
Algo así como imaginar que el Atlántico se vuelve dulce de leche y
una se quiere ir a España a nado. Traanqui.
3. ¿Cuál hijo privilegiar? El
grande porque está angustiado? El chico porque es super vulnerable?
¿Qué hacés si tenés que elegir entre cambiar a bebé cagado y
niño que se baja los pantalones en su cuarto para hacer lo segundo?
4. ¿Sigo? Naaa. Después me dicen que no quieren tener hijos por mis posts.
La cosa es que el tema escatologico
marcó un momento en casa. Una de las tardes que compartía con F
(padre el primer mes y medio cambió pocos pañales), mi mente me
tiró un concepto maravilloso. Para mi que este pibe (el de treinta y
muchos, padre) se cree que segundohijo vino con autolimpiante. Porque
se recalentaba con el bebe cuando lloraba sin parar y repetía “Comió
hace repoco, está abrigado, hizo provecho... qué le pasa a este
pibe??? Respuesta irónica: ¿Tendrá caca? Respuesta de marido: mirada lanza
cuchillitos.
Otros muchos días con hermanomayor
pasaron cosas similares. El tipo desde el día 1 que lo charlamos y
dijimos chau pañales de día. Tenés que avisar. Jamás se ensució
en la guardería o el jardín. Parece que manjea el temita del pudor.
O le importa mucho el quédirán. Ahora se nota que en casa se siente
taaan a gusto y cómodo que el último finde largo mi casa fue
literalmente un pañal. Absorvés olores nauseabundos por más de 12
horas y tu hijo es todas las barreras anti derrames dentro el
inodoro, solo por molestar. Eso es lo que envenena. El tipo se da
cuenta cuando va a hacer pis o caca, se baja los pantalones en
cualquier parte de la casa y hace. Total después mamá que está
relajadísima con el segundohijo limpia.
Lo bueno es que en esta padre se repuso
las pilas y lo lleva y/o acompaña cada vez que puede. Es más hasta
inventó “chocolate de premio” si el pequeño hace lo que debe
donde debe.
¿Y a qué viene lo de los hermanos Macana te
preguntás? Es porque si bien todavía no andan a los golpes literalmente. Sí chocan al pedir atención en los momentos más inoportunos. Pareciera que los dos supieran que una o
uno se queda solo y se complotan para llorar si uno juega con hijomayor.
Hacer pis o caca en su pieza cuando un@ está dandole la teta o la
mamadera al bebe. Colgarse de tu cuello hasta no dejarte respirar mientras tratás de dormir al bebe. O vomitarte todo cuando estás llevando al baño al de 3 años. ¿Celos? Sí, del grande me la creo. Pero si el
bebe me domina así con 2 meses, a los 10 años me manda a un
geriátrico!!!
La verdad es que estos casi primeros 3
meses de la vida de F fueron moooy intensos. Aprendía a hacer todo
de nuevo con una mano o menos: comer yo, dar una mamadera y pincharle
con el tenedor algo a hijomayor que anda demasiado exquisito con la
comida. O contarle un cuento a J con F en brazos porque en el moisés
llora. Hasta he tenido que dormir con ambas bestias (una de cada
lado) y padre exiliado en el sofá del living.
Mi humilde conclusión luego de una
exhaustiva investigación de mi propia experiencia es que dos pibes
te revolucionan la vida. Si queda alguna viva del otro lado y quiere
aportar ánimo, anécdotas o un simple “ya va a pasar” las
espero.
viernes, 24 de mayo de 2013
#CosasQueDuelenMásQueElParto
Una noche de contracciones, 5 de dilatación y tres pujos después bastaron para conocer a Fran. Se ve que ni él quiso laburar un 1 de mayo. A la media hora de recibir apenas un punto por un mínimo desgarro, estaba feliz como perro con dos colas desayunando en mi habitación. Es más, antes de almorzar me levante y fui solita al baño. Un lujo, no?
Días después, con esa euforia casi olvidada y muchas horas adaptación a la nueva vida de 4 en casa, me surgió esta pequeña ListaHashtag de cosas que realmente duelen. Si después o mientras la lees se te ocurren más, te espero en los comentarios!
> Duele dar la teta cada una hora y media con los pezones sangrantes y agrietados.
> Duelen la espalda y la cintura después de dormir salteado durante 20 días.
> Duele pasar dos días internada con tu bebe de 4 días por la bilirrubina. 48 hs bajo la lámpara y unas 47 y media de llanto.
> Duele tener que ver cómo le pinchan las manos y los pies y lo "judean" para sacarle sangre 6 veces en dos días.
> Duele que todavía haya gente que piense que los tres meses de licencia son vacaciones, cuando vos solo vivís limpiando caca, lavando ropita, durmiendo salteado y respondiendo boludeses a los opinólogos de turno.
Eso sí, todo el dolor se esfuma cuando su hermanito mayor se acerca con un muñequito en sus manos y le dice que se lo presta para que no llore.
Días después, con esa euforia casi olvidada y muchas horas adaptación a la nueva vida de 4 en casa, me surgió esta pequeña ListaHashtag de cosas que realmente duelen. Si después o mientras la lees se te ocurren más, te espero en los comentarios!
> Duele dar la teta cada una hora y media con los pezones sangrantes y agrietados.
> Duelen la espalda y la cintura después de dormir salteado durante 20 días.
> Duele pasar dos días internada con tu bebe de 4 días por la bilirrubina. 48 hs bajo la lámpara y unas 47 y media de llanto.
> Duele tener que ver cómo le pinchan las manos y los pies y lo "judean" para sacarle sangre 6 veces en dos días.
> Duele que todavía haya gente que piense que los tres meses de licencia son vacaciones, cuando vos solo vivís limpiando caca, lavando ropita, durmiendo salteado y respondiendo boludeses a los opinólogos de turno.
Eso sí, todo el dolor se esfuma cuando su hermanito mayor se acerca con un muñequito en sus manos y le dice que se lo presta para que no llore.
viernes, 19 de abril de 2013
Cuerpo tomado
Ayer leí la mejor descripción de la
semana 37 de embarazo: Casa de Tomada
de Julio Cortázar. Esas habitaciones eran de algún modo mi
cuerpo. El altillo paradógicamente eran mis tobillos y pies.
Hinchados, enormes, escapando casi de cualquier calzado. Del mismo
modo las piernas eran las habitaciones contiguas que a través de
micro arañitas azules llevan y traen cansancio hacia ambos extremos.
Llegando a lo que solía ser la cadera, encontramos lo que quedó de
la pelvis. Como ya es imposible verla, depilarse se vuelve un acto de
fe, ya sea casero o en cualquier salón de belleza. A partir de ahí
todo está “okupado” por este nuevo ser, que desde allí maneja
cual titiritero el escaso equilibrio que le queda a la cadera y se
transmite a las rodillas. La famosa panza que ya pide permiso por si
sola en cualquier medio de transporte, la imagino como el salón de
los pasos perdidos de la Rosada. Imposible calcular sus dimensiones.
Este es el centro de operaciones del Okupa que se se ha tomado el
trabajo de correr mis órganos como muebles, vaya uno a saber a
dónde. Y tal como hacen los peces, a medida que fue creciendo, fue
acaparando más recovecos y metros cuadrados llegando a tomar todo el
torso y hasta los pechos. De hecho su poderosa influencia ha hecho
que luzcan caídos, casi como vigilándolo para no perder más
espacio.
En esta guerra perdida que se asemeja a
la caída del imperio romano, la conquista continúa en lo que serían
las alas este y oeste (mis brazos) que lo escoltan dando envión a
las pocas caminatas que le permite a mi (su) cuerpo convertido en
caballo de Troya. El último bastión que le resta gobernar es la
cabeza. Gracias a lo cual todavía puedo escribir estas palabras.
Pero la batalla final está muy cerca. Y si mi humilde experiencia no
me falla. Creo que su victoria está asegurada. Por más que dentro
de unos días esté fuera de mi cuerpo, luego de tenerlo en mis
brazos y reconocernos, todo mi cuerpo y vida le pertenecerán por
completo.
sábado, 6 de abril de 2013
Dando lástima
Hace más o menos una semana que
mientras camino siento que la gente mira mi situación más que embarazosa (35 semanas, 8 meses para los que no les gusta sacar
cuentas) y me arrojan metafóricas monedas de lástima a través de
sus ojos y/o comentarios.
Una de las más terribles fue a la
salida del jardín de Joaco. Para los que no saben les cuento que
nosotros este año además de tener un 2do hijo en breve nos seguimos
complicando la vida mandando al retoño de 2 añitos por la mañana al
maternal y por la tarde al jardín donde esperamos haga primaria y
secundaria. Suena a que super planificamos su vida. Pero la verdad es
que es un chino por donde lo mires. Estamos los 3 extenuados. Y
recién es ABRIL!! En fin, la cuestión es que desde que tengo panza
Joaco no quiere caminar. Quiere siempre UPA. No pronunciaba esa
palabra hasta mi embarazo. Y ahora no hay manera de que se mueva por
sus propios medios. Entonces, mamá, que ya lleva entre 10 y 12
kilitos del hermanito en la panza, debe alzar otros 15. Aguantás una
cuadra y le exigis/suplicás que camine aunque sea media cuadrita
hasta la estación de subte, Se niega rotundamente tirándose al piso
y revolcándose de un lado al otro. Una, con el exagerado embarazo
que ya se molestan entre panza y piernas, le tira de la mano para que
se levante, obviamente sin respuesta. Ahí pasa la primera señora
diciendo “Que lindo nene” (A lo que respondo para dejarlo en casa
o sacarlo en carrito porque no camina). La señora me mira con desdén
y se va. A los 20 metros aparece otra que lo increpa directo “Ayudala
a la mamá. No ves que tiene a tu hermanito” Y me dice, con esa
mirada de “Acá te tiro la posta”: “Esos son celos”
Yo me río por no llorar mientras pienso “Descubrió la pólvora”
y sigo caminando convencida que después de esa frase la señora no
me va a ayudar de ninguna manera.
Pero esta no es tan rápida como la primera y sigue tirando frases
innovadoras cuando al pasar otro viejo le dice en tono de broma al
nene “¿Y si la cargás vos a mamá?
Sí, igual de idiota que el resto, pero más simpático. Síntesis que
no se cómo llegamos a la esquina de casa. Previo paso por el subte
donde una panza que despierta el interés del 80% de la población
que me cruzo a diario más un nene de casi 1 metro vestido de pintor
no logran “pedir” el asiento por la sola y amplia presencia.
Caminado los últimos 80 metros (parecen las carreras de Palermo “Y
cruzaron el disco”) me detiene la vendedora de una boutique a la
voz de: “Disculpame. Pero no podés seguir así. Ese nene
está grande tiene que caminar porque vos vas a parir acá. Esperá
que le traigo caramelos.” Ja!
Con el “premio” en mano mi hijo se bajó a negociar. La piba
super piola le dice: Si te doy caramelos caminás?
Y el muy lerdo le arremetió los caramelos, me dio uno para que le
abra y se fue caminando hasta casa.
Ahora
el broche de oro en decadencia fue el viernes cuando un amable señor
de seguridad me ofrece pasar por la puerta en vez de los molinetes
del edificio. Y una vez dentro otro policía ya me ofrece salir por
el patio (portón doble hoja tipo estacionamiento) para que no de toda la vuelta
hasta los molinetes. A esa altura ya sin mochilas ni hijo de 3 años
encima una se siente una verdadera carpa de circo.
jueves, 21 de marzo de 2013
Seguridad a la pista
33. Número mítico si los hay. Los 33
orientales que lucharon por la independencia de lo que hoy es Uruguay. Los 33
años que tenía Jesucristo al morir y ese número que nos hace decir el médico
vaya una a saber porqué. La cuestión es que hoy cumplo 33 semanas de mi segundo
embarazo y NO DOY MÁS. Sí ya se que para que nazca a término debo esperar
aunque sea 4 o 5 semanas más. Pero me tienen repodrida todas las cajeras de supers,
chusmas de subte e ignotos curiosos repitiéndome “¿Es uno solo?, ¿Cuánto te
falta?, Ya estamos, no?” Y después la de siempre ¿Nena o varón? Salvo las
viejas que esas la tienen re-clara y ya te preguntan de toque ¿Para cuándo es
ese varón? Al principio les sonreís y después les decís no doy más cortame la
charla que me quiero ir a tirar a mi casa, subir las patas y rogar que mi otro
hijo me de 5 minutos de paz.
Y a eso iba. ¡Cuán diferente es este
embarazo del primero! Por dió! Mi primer hijo me pintó al óleo literalmente.
Solo juega conmigo si no está el papa. O me busca para que le de comida, le
compre cosas o lo lleve a lo de Abu. Léase soy un medio para llegar a un fin.
Para completarla, cada vez que lo voy a buscar al jardín, para lo cual una
trastoca todos sus horarios, el muy turrito corre a abrazarme, sonríe, me da su
mochilita, pide upa y una vez arriba, mientras soporto 15 kilos y los 10 del
embarazo me dice “Quiero papá” ¿Un capo, no? Una respira hondo, piensa en las
recomendaciones del pediatra que el chico está estresado, que este año sufrió y
está sufriendo muchos cambios, que hay que tenerle paciencia, que hay que
contenerlo… Bla, bla, bla (sí, ese mismo que se hacía el duro y te decía que él
se adapte porque es el nuevo hoy, patea para el otro lado. Traidor!!!) En fin,
cuestión que con una sonrisa falsa en la boca le dice que ya vamos a casa con
papá. Le suplicás que camine al menos hasta la calle para tomar un taxi, pero
contesta con un rotundo NO imposible de negociar. Pero la tragedia no termina
acá. Este pequeño gorrión de mamut cruza de Lucifer con Jaimito, ha reducido su
vocabulario a dos o tres palabras que alterna para taladrar a Dios y María
Santísima desde que llega a casa tipo 17 hs hasta que se duerme (22h) PAPI,
PAPI, PAPI, PAPI, PAPI, PAPI, JUGAR, JUGAR, JUGAR, JUGAR, JUGAR, COMER, PAPI,
PAPI, PAPI, JUGAR, JUGAR, JUGAR, JUGAR, y así. Entre un juego y otro, cada vez
que tiene oportunidad le pega a la panza haciéndose el gracioso -“sin querer” por supuesto- pero con
malicia, y ni se te ocurra decirle arriba mío no, porque se te instala
estirándose para atrás solo para aplastar la panza y “decirle” al de adentro
“¿seguro que querés salir de ahí?
Ahorta, lo mejor es el ánimo que te da la
gente cuando una comenta estos celos enfermizos de mi retoño. El otro día
mientras respondía las preguntas que comento más arriba, dando por sentado que
razón era que nosotros le habíamos dado un hermanito sin que él lo pidiera. Ni
te imaginas lo que me dijo otra jodida “¡Uh! Na, vas a tener que prestarle
mucha atención. Inclusive psicológica.”
Ahh mbueee! Ahora SI me das la tranquilidad que necesita una embarazada de 8
meses que apenas puede descansar entre su trabajo, hijo y lo que le queda de
vida personal! ¡Eso es apoyo moral! ¿Acaso mi hijo es el primero en tener un hermano
en el mundo? ¿Estamos todos locos? ¿a dónde quedaron esas frases de una amigo
para toda la vida, la persona más parecida a vos, un compañero en los tiempos
más difíciles… alguien que aguante a tus viejos además de vos? ¿No nos estamos
yendo de mambo con la contención? ¿Y a los padres quién nos contiene? Cuando un
pibe pasa de ser demandante a ser tu sombra, una garrapata que se te adosa
gritando jugar, que no entiende que una debe ir al baño cada tanto, comer,
dormir… Y no hablo de un viaje al Caribe, necesidades básicas nomás. Mbue en
medio de ese KAOS está por nacer F. Y yo más que preocuparme del moisés, la
ropita, el huevito busco patovicas de cuna que trabajen 7 x 24.
miércoles, 23 de enero de 2013
Lista negra
Luego de varias experiencias como cliente, ciudadana o
simple consumidora embarazada, me he decidido a aplicar la sanción social a
todas aquellas empresas u organismos que no tengas filas o sistemas de
prioridad para personas con movilidad reducida en sus oficinas o locales.
Eso sí, para ser justos haré dos columnas donde
comunicaré quienes lo aplican bien y quienes siquiera lo han pensado. Ya se que muchos en estos días de fin y
principios de año, con calores inusitados no tenemos ganas de ceder asientos, o
sitios para estacionar o simplemente lugares en una fila eterna, pero la
realidad es que la prioridad no es un favor que nos hace alguien bien educado,
o “buena onda”. Es un derecho al que debe acceder cualquier persona embarazada,
con bebés, con bastón, o cualquier discapacidad motora o física.
De los últimos días puedo comentar que:
Easy (por lo menos el de Palermo) posee
estacionamiento exclusivo para embarazadas más cerca de las puertas de entrada
y cajas con prioridad.
Movistar (el de Callao y Santa Fe) no tiene
ningún tipo de prioridad, ni en filas, ni trámites, ni una persona de seguridad
que haga pasar primero a quien lo necesita.
En el Village
Cinemas Recoleta claramente somos menos que actrices de reparto no tenemos ninguna prioridad ni en las
cajas para comprar entradas, ni en el kiosco que vende pochochos ni en los
baños de damas. En todos los casos dependemos de la buena voluntad y educación
de quienes tengamos a nuestro alrededor.
Los supermercados son un mundo aparte. Si bien todos tienen
una caja exclusiva para embarazadas y discapacitados o personas con movilidad
reducida, no siempre están señalizadas o a la vista para encontrarlas. Por
ejemplo en Carrefour tenés que
convertirte en secretaria de Sofovich moviendo las ensanchadas caderas y los productos
que llevás, y aún así como no conseguís llamar la atención ni complacencia del
cajero ni ningún cliente de la fila, te acercás y preguntás algo evidente “Esta
es la cola de Prioridad?” dándole una chance para que te digan “Sí, pasá”. Bueno
no. Te responde un seco “Sí” la típica vieja avinagrada que se apura por
desplegar todos sus productos en la cinta para que no le ganes el lugar. El
cajero, obvio en su mundo automático ni se enteró que yo estaba ahí.
Ahora, anotá en el Disco de Santa Fe entre Bustamante y Austria hay un cajero que es
una especie en extinción. Te atiende muy amablemente aunque no estés en la caja
de prioridad, e avisa qué caja te debería dar prioridad y te comenta “Con buena
educación uno debe hacer valer la prioridad. Y al saludarte agrega: “Que tengas
un feliz embarazo.”
Después tenés el Vea
(ex Discos convertidos en supers de ahorro) tanto que hasta sus cajeros
ahorran en sonrisas y amabilidad. Luego de convertirte en contorsionista para
que todos vean tu panza y de den la prioridad que te corresponde por ley, apenas
conseguís que te vean los clientes de la cola con caras de traste y miradas lanza
puñales (al mejor estilo CQC) por ser la desubicada embarazada que llegó a la
fila exclusiva justo después de ellos. El que sigue refunfuña para dentro, ahí
se despierta el cajero, te ve y te dicen con desdén, “Pase”.
Otra experiencia religiosa son el Subte y los Colectivos
de CABA, donde rige a pleno la
ley de la selva y el menor esfuerzo. Básicamente hay que entrar gritando cual
Tarzán “Un asieeento por favooor que
estoy embarazaaada” para despertar a los “dormidos” que aunque tu panza les roce la nariz juran por su madre
que no te vieron. Si bien debo admitir que a veces tengo la dicha de cruzarme
con choferes buena onda que apenas me ven escalar la puerta del bondi,
solicitan a su modo un lugar para vos, y en el subte extraordinariamente en la
estación se acerca un “rara avis” que
me pregunta “Te da vergüenza pedir el asiento? Porque a mi mujer le costaba. Si
querés lo pido por vos.” Mi humilde conclusión sobre lo expuesto es que la
falta de civismo, educación, roce social o simple solidaridad (como les guste
llamarlo) es entre pobre y nula. Creo que es un deber de toda madre, padre o
tutor educar a nuestros hijos en este sentido para que el día de mañana cuando
seamos nosotros los viejos con movilidad reducida, no tengamos que mendigar un
asiento, un lugar en la fila, algo de prioridad. No se qué pensás vos que me
leíste hasta acá. Sumá tus experiencias en empresas, oficinas, transportes. A
ver si entre todos usamos el arma más poderosa: la sanción social.
lunes, 7 de enero de 2013
Instrucciones para engordar sin engordar
Sin intención de exagerar creo que
desde que tengo uso de razón, hago o me tienen a dieta. Si bien acepto que tengo una humanidad generosa, amante del buen comer y un físico que asimila hasta una manzana, siempre envidié a las flacas como mi hermana que se daban panzadas de lo que sea y no se les hacía rollo ni cuando se sentaban. De muy chica me ponían a dieta por descomposturas estomacales cada dos por tres, de adolescente tuve que recurrir a ella para entrar en los
vestidos de las fiestas de 15, de joven para poder lucir bikinis y
ahora hoy vuelve como Matrix reloded a re re re re re re re re re y
unos 10 re más con el embarazo.
Lo peor es que me jode terriblemente
estar a dieta. Prohibirme sabores. Vedarme el paladar o peor,
destinarlo a cosas insulsas, dulces metálicos, ensaladas - pasto, o
galletitas que asemejan el cartón Paspartou. Decí que cambió tanto
el mundo y con él nuestra percepción del mundo, porque yo de chica
(tipo 8 o 10 ponele) recuerdo una tarde que andá a saber porque
hablaba de las dietas con mi abuela y le tiré: “Yo después de
casarme no hago más dieta, quedo embarazada y chau.” Iluuusaa.
Al toque la abuela retractó: “Es que es más difícil mantener una
pareja que conseguirla. Tampoco vas a poder engordar demasiado.” Y
ahora que lo recuerdo no se si habrá sido consejo, percepción o
designio de la naturaleza, pero la realidad es que desde hace más de
20 años que la dieta ya no es una excepción sino un modo de vida.
Con altibajos, comienzos de lunes y dejadas de martes. Pero ahí
está.
Ahora. Desde que el mundo es mundo la
mujer cuando está embarazada engorda. Y ni siquiera por propia
decisión. Engorda porque el pibe o piba ocupa un lugar en el espacio
que da la casualidad que es adentro de una, vio? Te repiten hasta el
cansancio que lo que vos comés es lo que come el feto. Y no podés
comer pescado crudo, ni chorizo, ni tomar alcohol, ni fumar, ni, ni.
Ahora vos leés que este jugo tiene ácido fólico y tomás, leés
que las frutas secas tienen mucho omega 3 que le hace bien al
desarrollo del feto y comés -porque de paso te sacia la ansiedad-
Ahora vas a esa turrita balanza del consultorio de la nutricionista y
la muy hdp te tira el peor número de tu vida. Y encima de la mala
nueva te comés un reto. ¡Te dije que no subás más 7 en todo el
embarazo! Si, todos pedimos imposibles. Yo también le pido a
Dios ganarme el Quini y acá sigo pobre. Si todas las revistas y webs
de padres te dicen que el número razonable para tener un bebe sano,
es de un quilo por mes, o sea entre 10 y 12, ¿Porque a mi me dejan
solo 7? Respuestas: “Cosete la boca” dijo mi mamá. “Salí
a caminar” dijo el padre de la criatura.“Mejor. Así vas a
volver a tu peso antes”, dijeron algunas amigas.
La cosa es que a mitad de embarazo
apenas me quedan 3 kilitos por subir y 5 meses por transitar. O sea:
estoy al horno (sin papás porque engordan). Si a alguna lectora
amiga se le ocurre un consejo sabio para poder engordar sin engordar.
O mejor engordar pero sin subir de peso espero su recomendación ASAP
(as soon as posible -como dicen los cancheros) porque desde el jueves
que me pesaron a hoy, seguro YA SUBÍ!
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