El sábado por la noche me sentí por un
instante en el estudio de Feliz Domingo para la Juventud, jugándome a todo o
nada en el Repechaje. Imaginé que una amiga se convertía mágicamente en Silvio
Soldán (cuando tenía pelo o todavía no sabíamos de su quincho) y mientras me
sostenía los pesados auriculares para no poder escuchar las respuestas que
soplaban de la tribuna, pensaba, me mordía el labio y cerraba los ojos con
fuerza –como buscando la respuesta en mi interior- y no largaba la bandera del
colegio ni el osito de peluche (perdón me cebé)… Mi amiga alias Silvio,
arremetió: “Lo peor que perdés cuando sos mamá es… y como si nos ganáramos
automáticamente el viaje a Bariloche con solo responder, con la celeridad que
se da a otras respuestas, por otros premios en otras noches (de y por alcohol)
empezamos a tirar contestaciones reales y lo más loco dis-tin-tas con las que
todas nos sentíamos más o menos identificadas:
- La cintura
-
Los brazos
-
Las ganas de arreglarte
-
La ropa impecable
-
El dormir 8 horas
-
La dignidad/ vergüenza por darle la teta en cualquier lugar…
Después de una mirada cómplice, ya lejos del
programa y viendo cómo nuestros hijos compartían una noche inolvidable, maravillosamente
nos dimos cuenta de que también perdemos el miedo de quedarnos solas.
1 comentario:
ojo, que quizas preferia perderlo todo para perder ese miedo, muy groso.
Publicar un comentario