jueves, 7 de abril de 2011

Ma, ¿puedo ir a… ?


Cuando te convertís en mamá mil cosas cambian. Las salidas también. En realidad no cambian. Se autodestruyen en 10 segundos como el grabador de Misión imposible. Aunque te quieras hacer la loca, la superada, la mamá pulpo que puede con todo y más. Entre nos… no jodamos. Salir, lo que se dice salir. No podés con un bebé. Entonces te auto engañás con “hace frío”, “mejor vemos una peli”, “llevamos al nene así lo conocen”, “estoy cansada, mejor nos quedamos”, “qué tantas ganas tenés de ir”… Ahora, que estás leyendo esto para reírte de nosotras mismas, esquivar el laburo un ratito más, o simplemente porque ya se te acabaron los mails… preguntate y respondete sinceramente ¿Hace cuánto que no salen vos y tu pareja solos? A cenar, al cine, al parque, a tomar algo, a sacar la basura aunque sea???
Es que para salir ahora hay que llamar aun cónclave de obispos y esperar que salga el humo blanco por poco! Y no es una metáfora créanme. Parece como si hubieras retrocedido 20 casilleros en tu vida. Porque igual que hace 15 años te ves hablando con tu mamá con cara de pollito mojado mirándola desde abajo con las cejas arqueadas hacia arriba, como pidiendo perdón y esbozás con vos finita la frase “¿No me cuidás al nene el jueves que queremos ir a…?” ¡¡33 años al pedo nena!! 33 años y le tenés que pedir permiso a mamá, a tu suegra, a la madrina, a la baby sitter y hasta el chico del delivery para salir a tomar un humilde helado con el que solía ser tu media naranja (marido, amante, tutor)!! ¿Y vos creías que cuando te fuiste de casa a los 21 eras libre e independiente? Una vez más. Cuánta razón tenía Mafalda, che.