jueves, 22 de diciembre de 2011

La cinta Gonzalito!


El sábado por la noche me sentí por un instante en el estudio de Feliz Domingo para la Juventud, jugándome a todo o nada en el Repechaje. Imaginé que una amiga se convertía mágicamente en Silvio Soldán (cuando tenía pelo o todavía no sabíamos de su quincho) y mientras me sostenía los pesados auriculares para no poder escuchar las respuestas que soplaban de la tribuna, pensaba, me mordía el labio y cerraba los ojos con fuerza –como buscando la respuesta en mi interior- y no largaba la bandera del colegio ni el osito de peluche (perdón me cebé)… Mi amiga alias Silvio, arremetió: “Lo peor que perdés cuando sos mamá es… y como si nos ganáramos automáticamente el viaje a Bariloche con solo responder, con la celeridad que se da a otras respuestas, por otros premios en otras noches (de y por alcohol) empezamos a tirar contestaciones reales y lo más loco dis-tin-tas con las que todas nos sentíamos más o menos identificadas:

-       La cintura
-       Los brazos
-       Las ganas de arreglarte
-       La ropa impecable
-       El dormir 8 horas
-       La dignidad/ vergüenza por darle la teta en cualquier lugar…

Después de una mirada cómplice, ya lejos del programa y viendo cómo nuestros hijos compartían una noche inolvidable, maravillosamente nos dimos cuenta de que también perdemos el miedo de quedarnos solas.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mamá, ¡Hacé topples!


Es increíble lo rápidos y avivados que vienen los pibes ahora. No  solo aprenden a caminar antes, disfrutan y piden más tecnología que uno a los 20 sino que además, son super Open Mind. Posta creeme. Aunque haga casi un año que ya no toman teta, se te cuelgan de las remeras, te meten mano en el corpiño, se agarran de las tiritas como si fuera el pasamanos del tobogán y se escalan a una como si fueras el Aconcagua, obligándote a hacer topples en cualquier parte. Les da lo mismo la entrega de diplomas del primo que el bondi a Constitución.

Yo pensé que era el Edipo de mi Joaco pero el otro día en un cumple, comprobé que no es una cuestión de género. Las bebas también lo hacen. Claro, para ellos tus bubis (diría Homero) están buenísimas, porque todavía no vieron a las chicas operadas de Tinelli, ni revistas o videos XXX, ni siquiera vieron a otras madres de sus compañeritos! No entienden que mamá da la vida por abirir el mail y encontrar un Groupon de cirugía de lolas con 70% de descuento.

Quién sabe. Tal vez en otra vida fueron empleados de Moria en Playa franca y se dedicaban a cortar corpiños. Sea como sea, lo único que se me ocurre es llevarlo a una playa nudista así una no queda tan mal y tal vez, al ver tanta gente en bolas, se le cuelga a otro.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Do you speak Spanish?


Según lo que dijo la seño de Quiqui en la reunión de padres de la guardería, Joaco se está largando a hablar. Y es muy loco. Por lo menos para mi que estudié y trabajo en relación a la comunicación. Es muy curioso ver cómo arranca todo. Como una persona "aprehende" a comunicarse. Cómo descubre el poder de la palabra y su incidencia en el comportamiento del los demás. Al ver cómo se desarrolla esta parte de su vida, no pude evitar recordar la teoría de la aguja hipodérmica, el funcionalismo de Jakobson o la espiral del silencio. Y concluí en que Quiqui evolucionó de receptor pasivo a homo comunicans (a que no te esperabas tanta cultura en un solo párrafo). 

Llevado a la práctica sería: si le preguntas cómo estás, responde un bien largo mientras sonríe. Si le decís nos vamos a bañar, pone todos sus chiches en la bañadera. Ahora, cada tanto, si le tirás vamos a jugar, arranca con una alocución en ruso-vasco-libanés del norte matizado por sirio-mandarín. O sea, imposible de escribir (juro que lo intenté).

Lo primero que pensé fue "Gordo, suspendele un par de días el video de Pocoyo del circo extraterrestre porque suenan a rusos". Lo segundo fue hacer memoria para creyendo que tal vez me lo habían cambiado -sin querer- en el Hospital Alemán y era esa la razón de que hablara tipo Sigfrid del Agente 86. Finalmente me resigné a tratar de entenderle respondiendo a su ¿¡Pregunta!? con un "Ahh! buenísimo" como el que le decía al extranjero que te hace señas con un plano en la mano, o tu abuela arterioesclerótica que te confundía con una tía lejana que jamás conociste.

La cosa es que el pibe es chico, no tonto. Entonces se da cuenta al toque de que lo estás sarasaseando. Por eso ahí pensáis "¿qué le digo para que no se crea que lo estoy boludeando y a la vez le ayude a comunicarse correctamente? (todavía pienso la respuesta) No sé. Así que me dediqué a investigar si la industria del juguete y/o materno infantil, ya había creado algún artículo tipo diccionario o traductor Joaco-castellano. Y acá estoy, tratando de entenderle algo para poder hacer unos mangos con el nuevo BabyOnWords que seguro vas a poder comprar en Sprayette! 

lunes, 7 de noviembre de 2011

Aprendé más de lo que enseñas

Desde que se levanta a eso de las 7.30 AM y hasta que se duerme a la noche es todo risa. La gente no para de decirme lo simpático que es. Quiqui es una de esas personitas especiales que no discrimina entre amigos, conocidos, familiares o gente cualquiera que pasa por la calle. Él le sonríe, saluda y hasta a veces habla a todo aquel que lo mire más o menos por unos segundos. Y es que, no es porque sea mi hijo, pero es la personificación de esa afirmación antropológica “El hombre es un ser social.” Joaco necesita a los otros como el aire. No concibe la vida sin exteriores. Piquetea puertas, se sube solito al carro de paseo, señala la salida y hasta golpea el marco de la puerta con la cadena pasante para “decirte” ¿Vamos? Este bonsai de hombre que crece a pasos agigantados al lado mío, el otro día me enseñó algo maravilloso: Si te comunicás de manera feliz con todo el mundo, no recibirás más que buena onda de la gente. O sea: lo bueno vuelve. Su comportamiento tan simple y tan espontáneo dice tanto. Es tan simple como lo leés. “Hacer el bien sin mirar a quién.” Ayer me enteré que Agus (hija de una amiga) también es muy feliz y lo comparte. Esto me llevó a imaginar que en el mundo están naciendo muchos Quiquis. Espero que muchas madres nos emocionemos y contagiemos de su positivismo. Me encantaría pensar que ellos van a ser la generación que protagonice de una verdadera revolución de la felicidad.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Del antojo, a la dieta

Definitivamente el ciclo de la vida es sabio. Primero te atora de comida para que puedas sobrevivir a tremenda tarea farónica en la que te embarcaste porque: ni la de la luna, ni la del pollo y la papa, ni la disociada, ni la Scardale, ni Ravena, ni Cormillot, ni la shock hipercalórica, ni la que tenés que tomar pis por la mañana, ni la pastilla de la tiroides, ni hacer gimnasia de mañana o tomar solamente sopa de noche, ni Deli Light… tal vez coserse la boca o hacer ayuno podría compararse a tener que seguirle el tren de un bebe hiperquinéticocontodounhormigueroenelculo de un año. ¿De donde sacó esa maldita costumbre de tener que caminar, explorar, correr, investigar, tirarse al piso y volverse mañoso a la hora de la cena? ¿Será un niño indigo y a esa hora como se alinean de forma particular los planetas y justo Virgo está en la casa de Acuario tiene la imperiosa necesidad de salir de “gira” por todas las mesas de los restoranes y/o revisar minuciosamente cada habitación de casas ajenas? Y sobretodo: ¿Por qué cuando todos comen? Ni 20 minutos antes, ni 30 después. Justo en el momento exacto en que llegan los platos rebosantes de comida a la mesa, el nene se empeña en recorrer los infinitos vericuetos peligrosos de las casas y, obvio, la mamá lo sigue cual fan a su banda, muerta de hambre, casi famélica, mientras le suplica: “Vamos a jugar allá” Que en castellano moderno quiere decir: ¿Porque no te quedás un poquito sentadito tranquilo mientras mamá cena? La respuesta es más que previsible. Mamá no come, o come todo frío si logra volver a la mesa antes de que se devoren o lleven todo. A raíz de esta situación, el finde pasado reflexionamos sobre el tema con otra mamá que sabiamente asistió al evento sin criaturas. Quien aportaba su visión: “Tenés que darte tiempo para vos y tu pareja, charlar tranquilos, disfrutar de estos momentos, y los chicos se quedan con algún pariente.” Nota mental: ¿Por qué no lo hice yo también? Porque al final de la velada: yo no cené, mantuve charlas a medias y el nene estuvo incordioso gran parte de la noche, se terminó durmiendo super incómodo en un carrito y cuando nos fuimos, se medio despertó… Síntesis: un garrón. La otra visión: como los bebes son los “nuevos” de la casa, son ellos los que deben adaptarse a nuestras vidas, y ser parte de nuestra vida social, participando activamente de estos festejos con amigos, divirtiéndose por su cuenta o aprendiendo a entender que mamá y papá tienen amigos, charlas y cenas, que ellos deben respetar. Mientras aprovecho y como algo, espero que me cuentes vos cuál preferís y por qué...

miércoles, 24 de agosto de 2011

Quiero ser...


dueña de mi tiempo.
Quiero dormir con los dos ojos una noche entera.
Quiero ir al super sin carrito.
Quiero comer sin atorarme.
Quiero hacer una sola cosa a la vez.
Quiero ver vidrieras y poder entrar a probarme ropa.
Quiero volver a emocionarme con mi trabajo en vez de dormirme sentada.
Quiero que mi tiempo sea más que un viaje en colectivo.
Quiero verme y sentirme bien conmigo.
Quiero...
Quiero que si te sentís identificada me dejes tu quiero.

martes, 16 de agosto de 2011

All you need is post!


Hoy el tema de fondo de este post es All you need is love . Y si podés, escuchalo mientras leés. ¿No es mágica cada estrofa? Escuchándola me pregunto: si los Beatles cantaban esto a fines de los 60s, ¿Cómo hace 50 años que no entendemos NADA? ¿O nos olvidamos? Porque los locos bajitos, como los llama Serrat, lo tienen super claro.

¿Te diste cuenta de que por más ropa linda que le pongas, deliciosos platos que le cocines, lugares y personas que le hagas conocer o cantidad de juguetes que le regalen, ellos sin tu amor de mamá o papá, no son nada? Y sí. Siempre fui más Beatle que Calamaro. Pero verlo representado en ellos, me mató.

Ver cómo tu presencia, tu palmadita, tu voz los ayuda a dormir. Cómo se les ponen los ojitos vidriosos cuando te alejás. Cómo confían solo en tus manos para aprender a caminar y te atrapan super fuerte para no dejarte ir. Cómo calmás todos sus miedos y dolores con “ya pasó” y acercando su cuerpito a tu pecho.

Me pellizco al ver cómo copia mis gestos, cómo aprendió a tirar y dar besos, cómo chusmea todo y analiza el mundo. Todavía no caigo en el poder que tiene mi calor, mi abrazo, mi mano rodeando la de él, mis besos… lo mejor es que el intercambio nos llena de vida a los dos. Porque parece que cuanto más amor reciben, más amor dan. Y así te cambian la vida -como te decían todos- pero mejor. Porque hacen que ningún día sea igual a otro. Y borran todas tus preocupaciones en segundos con una sonrisa, una mirada, una palabra.

Esta canción y todos los Joacos del mundo me dicen que la felicidad está más cerca de lo que la buscamos. Amigas lectoras que reclamaban un post que no ahuyente sus escasas ganas de ser mamá, ¿qué dicen?

lunes, 4 de julio de 2011

Pediatra psicólogo


La anteúltima vez que llevé a Joaco al control médico mensual, el pediatra me tiró una frase tan maravillosa, que no solo me dejó pensando días, sino que además me dije: "tenés que escribir algo en el blog" para compartir este inconmensurable pensamiento que -por lo menos en mi- marcó un antes y un después. Algo así como el "shock" de Susana o el "soy virgen" de Wanda, aunque -sinceramente- no creo que catapulte a Diego (el pediatra) a la fama.

La frase que me abrió los ojos fue: "Él –enfatizado y señalando a mi bebé- es el nuevo en la casa. Él es quien se tiene que adaptar a ustedes." Tomá. ¿No es brillante? Sí, ya se alguna estará pensando "¡Es obvio lo que dijo! No descubrió la pólvora. Pero las invito a desmenuzarla, leyendo entre líneas:

Para empezar, dice que vos como mamá no tenés que dormir zipeada en una cuna para que el nene deje de llorar, no tenés que ponerle el pañal parado porque el pibe es culo inquieto, no tenés que cenar a las 12 de la noche porque recién a esa hora se durmió, no tenés que andar con él en brazos y llevar como puedas el carrito con la otra mano para evitar el berrinche, y todos los "no tenés que" que se están ocurriendo mientras lees esto.

Pasa que sí, ya se. Cómo le cambiás los hábitos a un bebé de 1 añito que se acostumbró a dormir en tus brazos, a llorar para conseguir lo que quiere, a jugar con la comida como si fuera plastilina… ePorque seguro que a todas la primera vez que lo hizo nos resultó divertido o conveniente pero ¿Y ahora? Qué hacemos con todas costumbres que sabemos que hace mal pero... (completá con la excusa que más te guste).
Porque también es verdad que a todas nos recontrasaca repetir NO, No, nooo! hasta el hartazgo como si fueras la peor versión china del perrito de Pepsi. Pero hay que hacerlo. “Es tiempo para vos supo decirme una amiga!” (otra frase liberadora) Porque cada NO también nos libera, nos alivia, nos da la razón cuando apoyamos la cabeza en la almohada, y super agotadas pensamos "No doy más. Yo así no puedo seguir". Y siempre te ilusionás con que al día le agreguen 2 o 3 horitas y aunque sea 1 sea solo para vos.

Convenzámonos de que ellos "son los nuevos", y al igual que tu suegra, una nueva amiga o el primo del campo, se tiene que adaptar a tus horarios de sueño, cena y convivencia. No se. Por lo menos así lo veo yo, decía Nimo con las perlas blancas y negras. Si a ustedes alguna frase les cambió la forma de ver o si ésta les dispara otras cosas: Avísenme!!!

jueves, 16 de junio de 2011

Mamá manca


Por si nadie reparó en este pequeño detalle, en más de una ocasión una madre se ve obligada a sacrificar un brazo a la tenencia de su hijo para que éste no llore (y le llene la fuente de ravioles a toodo el edificio) sin dejar de hacer otras mil cosas más. Por consiguiente, tiene que aprender a ser manca, o peor que eso porque la criaturita que se apodera de tu brazo no es un sachet de leche que podés dominar con 2 o 3 dedos. Son 10 kilitos o más que se mueven de un lado al otro según las motivaciones que el mundo le presente.
Por ejemplo, supe escuchar a cierta madre (jamás develaremos su identidad, pero es lectora! -Guiño, guiño-) que usaba la mochila portabebe dentro de la casa para llevar a su hija en la espalda y poder seguir con los quehaceres del hogar, sin tener su llanto como música funcional. Otros, prefieren usar el carrito para similar aplicación, pero para evitar el llanto de la criatura lo entretienen con el famoso jueguito “Donde está tomi”. Finalmente las loosers como yo, creemos que nuestro hijo es tan único que va a obedecer nuestras órdenes, sin tener que llegar a estos extremos. Mbue, ¡CUAN EQUIVOCADA ESTABA!
El otro día tuve la pésima idea de ir 5 minutos a la cocina, para buscarle un postrecito a Joaco y no me pregunten cómo (porque estaba recontra atado) pero el enano hizo la gran Houdini, se deslizó entre las ataduras, se paró y se cayó desde la sillita de comer al piso. Lo encontré boca abajo llorando como Magdalena. Lo empecé a rotar como mapa de extranjero recién llegado, y nada che. Ni chichón, ni raspón, ni rojo, ni negro, ni nada que me indique dónde ponerle el gel frío que me estaba durmiendo la mano! En fin. Pasaron los días y Joaco se convirtió en Super Joaco y su madre -además de super idiota-, se convirtió en la primera mujer-antena que hace la parabólica humana para darle la cena. ¿Te lo visualizo? Con un brazo sostenés al mastodonte. Con el que te queda sacás la mamadera del esterilizador. La abrís (sosteniendo la mamadera con tus rodillas, y desenroscando la tapa con la mano libre) dejás la tapa sobre la mesada. Abrís la heladera, sacás el jugo, cargás la mamdera ¡y primera misión cumplida! Vamos por la cena. Abrís el freezer, sacás el tupper, lo ponés a descongelar en el microondas. Ahí el Quiqui empieza a jugar con el cable del portero. Entonces lo llevás hasta la alacena y sacás el platito. ¡Triing! Sale la morfi directo al platito (ahí es cuando el Quiqui se desespera y se tira hacia la comida). Como podés, le das juguito para que afloje ¡con la misma mano que lo sostenés! Porque con la otra, agarrás el plato, el postre y las cucharitas, el babero lo llevás entre los dientes, las servilletas bajo el brazo libre, y con todo eso, sin que deje de tomar lo sentás, atás y voilá… a cenar! AH! Del salpicré de zapallo de las paredes hablamos en otro post! ajajaja

jueves, 9 de junio de 2011

Cómo ser mamá sin que te pidan el divorcio en el intento


Después del último post, le di lástima a varios y logré salir a cenar con mis mejores amigas. Casi todas ellas madres (pasadas o recientes) y lógicamente el tema maternal se instaló en la mesa. Como nos une el juramento de no comentar historias privadas, solo voy a decir que me quedé con una reflexión que tiró una de ellas: “Si la pareja no está bien, sobrellevar la llegada de un hijo es mucho más complicado.” Días después le sumé a mi pensamiento otra declaración genial que escuché por ahí: “Ahora entiendo porqué tantas parejas se separan con chicos chicos.”
Como leerás, las novelas de las 3 de la tarde nos mintieron toda la vida. La chica que busca quedar embarazada del protagonista para atraparlo ¡No tiene ni idea de lo que le espera!!! Es decir, no solo que en la vida real no se quedaría con ella, sino que tal vez y si lo confirma un ADN puede que le pase una mensualidad. Pero de hacerse cargo NI A PALOS.
Lo mismo vale para esas ilusas que creen en el mito de salvar una pareja con la llegada de un hijo. No solo no la salva sino que además de complicarla pone a prueba a los padres y le hace la vida más difícil a esa nueva criatura.
Como un engendro entre Agatha Cristi y psicóloga de pareja que necesita catalogar un hecho con un comportamiento general para sentirse mejor y porqué no, parte del mundo.
La hipótesis fue: un bebe suma nuevas responsabilidades y tiempos que ambos padres deben asumir, compartir y compatibilizar con todas sus obligaciones preexistentes. Léase, sumarle horas al día o estrujarlas hasta que todo quepa en las efímeras 24 que tenemos. Es así como llegamos a vernos… Cocinando purecito, polenta, pollito y todo lo que el médico escribió y termine con “ito” a las 12 de la noche, para que el pequeño al otro día se alimente y no termine comiendo como nosotros; durmiendo zipeadas en la cuna funcional con tal de que te deje dormir una hora seguida; lavando medias, baberos o bodies mientras nos bañamos, y hasta aceptando cenar lo que dejó el bebé con tal de no volver a cocinar.
Claro después de esta vida envidiable, qué pareja se dedica un ratito a ver cómo anda el otro. Con tanto cansancio, dejar las zapatillas en el comedor puede ser un crímen de lesa humanidad para tu pareja. Entonar de más una respuesta, la mecha que enciende una discusión, y subirle un poco la voz al bebe porque no responde a tus órdenes, puede convertirse en una bronca con el otro porque ¡No me la puedo agarrar con una criatura de 10 meses!
Enojos más o menos, tal vez lo que nos sirva a todas sea volver a leer esas notas rosas de las revistas que nos recomendaban asegurarnos una hora por lo menos para nostras, hacer algo que realmente nos llene el alma o mimarnos como más nos guste. Si alguna se le ocurre otra solución… BIENVENIDA! ;-)

jueves, 7 de abril de 2011

Ma, ¿puedo ir a… ?


Cuando te convertís en mamá mil cosas cambian. Las salidas también. En realidad no cambian. Se autodestruyen en 10 segundos como el grabador de Misión imposible. Aunque te quieras hacer la loca, la superada, la mamá pulpo que puede con todo y más. Entre nos… no jodamos. Salir, lo que se dice salir. No podés con un bebé. Entonces te auto engañás con “hace frío”, “mejor vemos una peli”, “llevamos al nene así lo conocen”, “estoy cansada, mejor nos quedamos”, “qué tantas ganas tenés de ir”… Ahora, que estás leyendo esto para reírte de nosotras mismas, esquivar el laburo un ratito más, o simplemente porque ya se te acabaron los mails… preguntate y respondete sinceramente ¿Hace cuánto que no salen vos y tu pareja solos? A cenar, al cine, al parque, a tomar algo, a sacar la basura aunque sea???
Es que para salir ahora hay que llamar aun cónclave de obispos y esperar que salga el humo blanco por poco! Y no es una metáfora créanme. Parece como si hubieras retrocedido 20 casilleros en tu vida. Porque igual que hace 15 años te ves hablando con tu mamá con cara de pollito mojado mirándola desde abajo con las cejas arqueadas hacia arriba, como pidiendo perdón y esbozás con vos finita la frase “¿No me cuidás al nene el jueves que queremos ir a…?” ¡¡33 años al pedo nena!! 33 años y le tenés que pedir permiso a mamá, a tu suegra, a la madrina, a la baby sitter y hasta el chico del delivery para salir a tomar un humilde helado con el que solía ser tu media naranja (marido, amante, tutor)!! ¿Y vos creías que cuando te fuiste de casa a los 21 eras libre e independiente? Una vez más. Cuánta razón tenía Mafalda, che.

miércoles, 30 de marzo de 2011

De la gravidez a la gravedad


Desde los 15 que vengo diciendo que el cuerpo de la mujer es cruel. Y a pesar de que los hombres me retrucan que la mujer en su totalidad lo es, yo sigo comprobando que el envase que nos tocó es maldito. Y te explico porqué. Hasta los 11 vivimos sin pena ni gloria más o menos igual que los varones. Pero a los 12 (años más años menos) cuando te indisponés por primera vez, acaban de robarte tu peso. Sí, sí, como lo leés. Ya nunca más vas a poder saber cuánto pesás. Porque depende del día del mes vas a estar +/- 2 kilos, lo que representa +/- hinchada, y te entra +/- ropa! (nada mejor para esa edad) Entonces soñás con no indisponerte más, y (decisiones más, decisiones menos) te embarazás. Y ahora sí la hinchazón llega para quedarse! Tanto que puede que tu estómago termine debajo de la garganta o tu vejiga se enrosque en la columna vertebral. Pero en ese momento no te importa nada. Tu vida se focaliza en tu panza, tu hijo, su futuro juntos, la cuna, la deco de la piecita, la ropita, los chiches… ¿a quién le va a importar dónde está su hígado? Pero tarde o temprano el bebe abandona el útero y quién se queda a limpiar el “desorden”. Obvio, vos.
Ahí se viene una etapa de vaivenes, que tu cuerpo te marcará a rajatabla. Si das el pecho y tenés mucha leche, se te van a poner como dos melones durísmas (dirían en lo de Petinato) que no va haber pad que te banque. Vas a rogar que el bebe tome y tome, o te vas a pegar el sacaleche a la axila con tal de relajar un poquito la zona.
Ahora. Algo muy distinto quedó en lo que solía ser tu panza. Es el principio del fin. Ahí ya se perciben los primeros efectos de la ley de gravedad. Básicamente, donde estaba tu hijo, ahora hay un flan. Una gelatina con animal print de estrías que cae rotundamente hacia abajo, ejerciendo un movimiento pendular (de un lado al otro) cuando caminás. “Tenés que fajarte” sentencia tu mamá. Y vos te la quedás mirando y al fijar tu vista en su panza, pensás: “¿Me está jodiendo? ¿Con qué autoridad lo dice? ¿Todavía cree que funciona?
Ni te digo cuando dejás de amamantar. Ahora sí. El estómago que antes quedaba arriba del esternón, hoy pelea con las tetas a ver quién llega más abajo. Es como si te hubiera agarrado el Sopleteador de Arnet despeinándote el cuerpo de cabeza a pies.
Yo apenas llevo 33 años con este cuerpito Boteresco. Pero escucho ideas de tunning para dentro de unos años. Si ya te hiciste algo y lo recomendás… CONTAME!!!

martes, 29 de marzo de 2011

Ser madre: ¡ahora o nunca!


Viniendo para el trabajo leí la tapa de la revista Barcelona y me pareció que se merecía ser parte de mi post de hoy. El titular de tapa decía: ¡A coger que se acaba el mundo! Frente al Apocalipsis de desastres naturales, recomiendan copular sin preservativos. Enseguida lo asocié con la extensión de la licencia que ya es ley en Córdoba y gracias a Dios también se está debatiendo en las Cámaras de la Provincia de Buenos Aires y a nivel nacional.
¡Fabulantástico! ¿Cómo lo conseguimos?
- Realmente se termina el mundo en el 2011 -Nostradamus tenía razón- y como de acá a que quedar no llegás a tomarte la licencia… ¡te dicen lo que querés escuchar!
- ¡Es año electoral chicas! Si ellos votan por esta ley, creen que vos tu marido y tu mamá y tu suegra y todos los que alguna vez te tienen que cuidar al nene ¡los van a votar!
- Enterate que estás en un blog muy influyente. Y mi persuasivo post Volver al trabajo: 38 semanas de gestación. ¿12 de licencia? (linkear http://terapiadeprimerizas.blogspot.com/2011/01/licencia-para-matar.html) logró convencer a todos estos diputados y senadores!
Egontricidades aparte, la verdad es que creo que como Nación, deberíamos preguntarnos qué clase de ciudadanos queremos tener a futuro y ayudar a sus padres en el día a día, para que generar un fuerte vínculo como familia. Obviamente esto caería en saco roto si esto no se acompaña de mejoras económicas para los maestros que lo van a educar y los médicos que lo van a cuidar, no?

viernes, 25 de febrero de 2011

La crisis del 8vo mes ¿es contagiosa?


Hace unos días que Joaco no anda del todo bien. Llora, llora y llora. Espacialmente cuando me voy. Pero no sólo cuando salgo de casa. Sino que llora desconsoladamente si me voy 2 minutos a la cocina, si lo dejo para ir al baño y hasta si paso de su pieza a la mia. Después de navegar por varias páginas y leer notas, deduzco que el pequeño rey de la casa está pasando por la Crisis del 8vo mes. Algo que parece que les pasa a muchos bebes (no a todos, pero como es crisis y somos argentinos seguro que a nosotros nos toca) cuando empiezan a moverse (gatear, pararse, dar pequeños pasitos) y a explorar el mundo que los rodea, porque se dan cuenta de que ellos son una persona y su mamá otra, ya que hasta ese momento él creía que los dos éramos uno.
Pero, ¿qué siente una en esos momentos? La crisis de la crisis. Porque por un lado te sentís la Superpoderosa de las madres. Sólo vos podés calmar su llanto, podés hacerlo reír a carcajadas, calmar su ansiedad, hacerlo dormir, ser objeto de todas sus miradas... Vos hoy lo hacés feliz. Lo completás. (eso es refuerte!) Pero a la vez (sí, siempre después de un piropo hay un pero) esa criturita te hace saber a fuerza de llanto (su forma de comunicación básica) que no está para nada de acuerdo con que vos trabajes fuera de casa. Tampoco quiere que cocines (ni que pidas delivery si él no te ve), ni que vayas al gimnasio, ni ahí que te depiles, salgas de compras sin él y mucho menos bañarte si él no duerme.
Esto obviamente repercute terriblemente en tu vida cotidiana porque si por tu bebé fuera, el volvería a meterse adentro tuyo unos 9 meses más, para no separarse nunca más de vos. A ver si me entendés, no es que sea tu fan, es el presidente de todos tus clubes de fan y está dispuesto a TODO por conseguirlo. Llorar a lágrima partida, patalear como si estuviera en aqua gym, hacer escándalo en la vía pública (hasta que te de vergüenza), morder y en lo posible romper todo lo que caiga en sus manos… o sea… a ver… todo.
La verdad, es que si lo pensás en en frío, es super gratificante que tu bebé sienta esto por vos. Pero cuando te lo pide a su manera todos los días, se vuelve insoportable hasta para la madre más amorosa del mundo. Porque encima, generalmente le agarra esta locura, cuando todo estaba “ordenadito”. Él comía a las 7, 10, 13… dormía 8 horitas de corrido, pedía cambio de pañal cada 3 o 4 horitas. ¿Cómo es que ahora se despierta llorando a cualquier hora? ¿Cómo que sólo se calma si duerme con nosotros? ¿Cómo que ahora no quiere estar en brazos ni de papá? ¿Cómo corno se supone que una mujer normal, promedio, pueda ser empleada y madre sin tener que patearse las ojeras cada mañana?
Me volqué a la lectura para responder aunque se superficialmente estos cuestionamientos existenciales y encima, ¿qué encontré? Que todos los psicólogos, pediatras y demás “expertos en niños” se han complotado para hacer engordar mi culpa hasta límites insospechados, tirando farses como: “Si no le dedicás más tiempo va a ser inseguro”, “si no te ve o escucha se va a sentir abandonado” , “lo que hoy vive tu bebé forma su personalidad y a futuro será más o menos extrovertido”. Yo no se mi bebé, pero yo después de leerlos seguro arranco terapia! Salvo que alguna de ustedes me cuente ¿qué se puede hacer para aliviar la angustia del bebé sin hipotecar mi cansancio? ¡Gracias! ZZzzzZZZZ.

martes, 1 de febrero de 2011

Desafío


Se pone serio. Curva la boca como arquito de medio punto. Pone los ojos finitos como chinito. Levanta la cabeza, abre la boca y arranca: buaaa, buaaaa, buuuaaa, buuuaaaa, buuaaaa, buuaaaa. Te mira con cara de gato con botas de Shrek. Como no le das bola, insiste: buaaaa, buaaaaa, buaaaa, buaaaa, buaaaa, buaaaa, buaaaa, buaaaa, buaaaa, buaaa. Para no escucharlo te vas. Entonces él enfatiza BUAAA, BUAAA, BUAAA, BUAAA, BUAAA. Y grita más fuerte (porque sabe que estás más lejos) BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA. Se le cae alguna que otra lágrima. Está rojo de bronca. Y sigue: BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA. Como ve que no funciona empieza a golpear cosas para hacer más ruido. BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA. Arranca la discusión con mi marido:
E: Tendrá hambre?
Y: Comió hace una hora. ¿Será sueño?
E: Dejalo que se cansa y se duerme solo.
Y: Deben ser los dientes.
E: Ya dijo el médico que falta. Quiere upa.
Y: Que se olvide. Caprichos a mi, no.
BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA, BUAAAAAA. ¡BASTA! Ganó.
¿Vos cuánto aguantás? Probá hacinedo click acá

martes, 25 de enero de 2011

¡Un virus a la derecha por favor!


Madre argentina, así es de cruda la realidad: una vez que sos madre, perdiste el derecho de enfermarte. Y acá no valen los certificados, ni las líneas de fiebre, ni la baja presión ni ocho cuartos. ¿Te enfermaste? Te jodiste. El nene no sabe qué es la fiebre. Ni el revoltijo de panza. Ni la resaca. Ni el dolor de cabeza, ni de espalda, ni de muela, ni, ni, ni.
Entonces se te tira encima como siempre sin saber que si te sigue pateando lo podés vomitar, o que el ruidito de su móvil suena 15 veces más estridente en tu cabeza, o aún peor: que ese olorcito a queso rancio de su babero puede ser dinamita en una mañana de resaca.
A todo esto, sumale que si le seguís dando teta hasta el año, pase lo que te pase (léase: te cortés una pierna o te duelan los ovarios) sólo podés tomar paracetamol o ibupirac, y no más de 4 al día. Y que no te toque una racha de enfermedades en el jardincito, porque ahí el bebe funciona como la virgencita del tiempo, pero para las enfermedades. En la guarde hubo brote de anginas, vos caes con anginas. La otra semana cayeron 3 con gastroenteritis y preparate porque caen los dos. Y no hay arroz con queso que te salve!
Mi humilde consejo: ajo y agua. A joderse y aguantarse. La enfermedad es mental. Repetite 10 veces no me duele nada y se te va a pasar. Y sino, ya tenés una razón más para contestarle a todos esos que te hinchan con “¿Y para cuándo el hermanito?”

lunes, 17 de enero de 2011

Si pudiera elegir...


Hace unos días mientras lo miraba dormir, luego de una tarde sumamente estresante, en la que viró por varios estados de ánimo y yo, trantando de descifrar qué le pasaba al mejor estilo Dr. HOUSE (rengueando por lo mucho que pesa) llegué a la patética conclusión de que el 90% de las veces que me pregunto esto, termina siendo “hambre”.
La cosa es que verlo tan tranquilo, me llevó a un mini flashback de momentos jodidos que tuvo que padecer el pobre Joaco. Matarse de hambre por la poca leche que tenía, algún que otro cocazo –producto de mi torpeza-, bancarse un pañal cagadísimo porque no me di cuenta que estaba sucio, comer a los 5 meses con un agujerito de recién nacido en la mamadera, dormirse en el piso por fiebre y hasta ser cambiado en un baño para discapacitados, sobre la tapa del inodoro, con media cacha al aire, entre otras atrocidades de primeriza.
Reflexionando, divagué en cuestiones metafísicas y me terminé preguntando si Dios -o quien sea que manda a los niños a este mundo- les preguntará a los bebés ¿Qué padres preferirían tener? Joaco nos habrá elegido a pesar de ser un par de primerizos que lo más cerca que pasaron de un bebé, era un Yoli Bell. Aunque si las opciones eran:
a. Una joven parejita que ya va por el 5to. Saben desde cómo sacar el hipo impostando una cinta roja en la frente, hasta cómo lavarle la ropita para que no le piquen los mosquitos. Eso sí, para ellos tener un chico es como ir al super. Del 3ro no hay fotos del nacimiento y el 4to, se hace “donde está Joaco” él solito.

b. Otros un poco exagerados, que recién sacaron al primer bebé de la casa a los 8 meses, con doble muda, 32 grados a la sombra, protector 60, repelente, pasamontañas, botas y “por las dudas” el carrito con el tul puesto.

Entiendo que éramos el mal menor.
¿Vos qué pensás? ¿Se elegirán los padres? ¿Conviene nacer primero aunque sufras todas las inexperiencias? ¿O mejor ser el segundo aunque te tengan el tiempo tomado? ¿La posta es nacer 3ero o más, aunque nadie te vaya a dar bola y crezcas más solo que un cactus?

martes, 11 de enero de 2011

Volver al trabajo: 38 semanas de gestación. ¿12 de licencia?


Vaya a saber uno a qué cráneo gubernamental se le ocurrió la peregrina idea de que a toda madre trabajadora, le bastan 90 días de licencia para prepararse para parir, parir, atender 24 horas a la nueva vida y volver a trabajar como si nada hubiera pasado.
La realidad es completamente distinta. Los días antes morís de ansiedad, ya tenés el bolso listo desde los 7 meses y el día se te hace de chicle esperando que aunque sea cada tanto te una contracción para tener que mirar el reloj. El parto es maravilloso. Pero ya 2 horitas después, estás en el Puerperio. Y sí señora. No es un mito de mujeres sensibles y hombres machistas. La depresión post parto existe. Extrañás la panza, llorás por todo. Si nos pasa cada 28 días por cuestiones mucho menos importantes… ¿cómo no vamos a estar super sensibles por tener un hijo??? Finalmente, pasada la cuarentena, vas cayendo que se te pasó más de la mitad de la licencia. Y ves que tus días no tienen la cantidad de horas necesarias para sumar “trabajo” a tu agenda. Y entonces te empezás a preguntar ¿Qué saco? No me baño, duermo cuando el nene toma la teta y me saco leche cuando venga alguien a visitarme. A ver si así puedo dormir 3 o 4 horitas de corrido y trabajar… medio día (¿?) sin dormirme sobre el teclado.
Pero la hazaña no termina ahí. Ahora empieza la culpa. Que de las 7 horas que trabajás (porque te regalan una por lactancia –¡eso es comprensión!-) 6 y media te aturde repitiéndote que NO ESTÁS. Y aunque vos tengas la cabeza en casa, tenés que ponerte a laburar. Acordarte lo que hacías, cómo lo hacías y tratar de hacerlo más o menos igual. O pasado el año de lactancia te van a rajar -sino encontraste un suplente en tu lugar-. Entonces ya no lo pensás. Sabés fehacientemente que no te va a dar la vida para todo. Y ahí vuelve la culpa. Que te hace llamar cada 2 horas, comprarle ropita, llenarlo de peluches... Y con todo eso, te hacés acordar a tu mamá. ¡Uf! Entonces reflexionás: ya va a cumplir 15 y va a ser él el que se vaya, sin sentir ninguna culpa.